
ADIÓS A CLAUDE CHABROL, INSUSTITUIBLE MAESTRO DE LA 'NOUVELLE VAGUE'
ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS. 19 de septiembre de 2010
Se van los mejores, siempre es así. Claude Chabrol (1930-2010), cuya fuerza e intensidad nos iluminaba cada vez que se ponía detrás de las cámaras, nos ha dejado. El mundo no se recupera de estas pérdidas. Quedamos los aburridos, investigando desganadamente dónde está el manantial de energía que animaban a gigantes como el director parisino. Era uno de los fundadores de aquel movimiento incendiario, y ya muy olvidado, que fue la Nouvelle Vague. Autor de policíacos formidables como "El carnicero" (Le boucher, 1970) o "Al anochecer" (Juste avant la nuit, 1971). A mitad de los 80, con historias de suave o brutal ironía, sensualidad y sencillez, Chabrol alcanzó una madurez y maestría que ya nunca abandonó. "Pollo al vinagre" (Poulet at vinaigre, 1985), "Inspector Lavardin" (1986), "Un asunto de mujeres" (Une affaire de femmes, 1988), "Madame Bovary" (1991), La ceremonia" (La cérémonie, 1995), "No va más" (Rien ne van plus, 1997), "En el corazón de la mentira" (Au coeur du mensonge, 1999), "Gracias por el chocolate" (Merci pour le chocolat, 2000), "La flor del mal" (La fleur du mal, 2003) o "Una chica partida en dos" (La fille coupée en deux, 2007) son muestras de un cine maravilloso y único que hablaban mucho y bien de Francia y de esa forma de contar cosas imposible de imitar y de la que Claude Chabrol era uno de sus grandes cultivadores.
La muerte de gente importante, la que tiene algo que aportar a este cretino mundo, es muy dolorosa. Es como si nos quitaran un órgano, como si nos arrancaran algo esencial de esa inmaterialidad en la que creemos firmemente.
Ojalá nacieran muchos más Claude Chabrol.
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