FRANCIA EN HUELGA: MAYO DEL 68 NUNCA MUERE

ALBERTO ÚBEDA-PORTUGUÉS. UN POCO DE POLÍTICA. 18 de octubre de 2010

Las jornadas de paros y huelgas que están paralizando Francia, que está diciendo no a la política del Gobierno Sarkozy, viene a ser, aunque la excusa o el principal motivo informativo sea el retraso de la edad de jubilación y por consiguiente mayores dificultades para los jóvenes a la hora de encontrar trabajo, un manifiesto no escrito pero innegable contra la opresión capitalista que nos invade. Que nos quiere hacer pagar la especulación de unos pocos -que luego se hacen pasar por filántropos-, soportando una crisis como no se ha vivido desde hace décadas.
El capitalismo simpre termina teniendo, aunque no lo queremos ver, una cara obscena. Esa obscenidad está presente hoy en el capitalismo chino disfrazado de comunismo que exporta mano de obra sobrante y no cualificada a los países occidentales. Esta presente de manera perversa en la indigencia perenne a la que somete a África por no tener, para que lo entendamos todos, instituciones reguladoras del dinero y de la necesaria circulación del capital. La derecha gobierna en las principales economías del mundo, salvo EE UU (aunque el ultraconservador movimiento Tea Party de los republicanos está haciendo imposible cualquier tímido intento por "socializar" los abundantes privilegios de las clases altas), y cree que con sus victorias electorales se puede pasar impunemente por encima de la gente y de sus derechos.

La Francia que gobierna Nicolas Sarkozy, como ha ocurrido otras veces en un país que ha vivido la Revolución de 1789 que cambió la faz del mundo o Mayo del 68 (sobre estas líneas), que estuvo a punto de conseguirlo, ha decidido salir a la calle para protestar contra esa derechización de la vida y las cosas. Al igual que en Mayo del 68, los partidos convencionales son incapaces de entender lo que de verdad quiere la gente, enfangados en una política de salón en la que todo es compadreo y palmaditas en la espalda. Dicen defender al pueblo, pero sólo defienden a las grandes corporaciones financieras que tienen a todos agarrados por los huevos en forma de salarios, hipotecas y mensajes atractivos y hasta eróticos para que sigamos enganchados al engranaje del consumo.
Derecha o izquierda parlamentaria nunca aprenderán. ¡Viva la France que lucha!

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